20 de enero de 2008

CALDERON QUERIA UN PAN

Esta semana, en una sobremesa con café incluido, alguien me preguntaba si en realidad Felipe Calderón estaba tan errado en sus ideas como para tener que realizar tres cambios de gabinete apenas al primer año de su gobierno y, de ser así, cuál sería el escenario que nos esperaba para los próximos años. Más allá de la esperada salida de Ramírez Acuña (más por ineptitud que por movimiento político en sí), mi interlocutor se sorprendió al escuchar lo que le contaré aquí para, juntos, ir medio desentrañando las intenciones de los cambios de oficina. Déjeme explicarle.


Pocas veces puedo recordar a un Presidente de cualquier país tan limitado y enemistado con su propio partido político. Ni siquiera el criminal de guerra del vecino del norte está tan alejado de sus colores como lo estuvo, durante su campaña y el primer año de gobierno, Felipe Calderón. Y es que bien se puede aplicar (como, en su momento, se le aplicó a Fox) que su llegada a Los Pinos se dio con, sin y a pesar de Acción Nacional y que la reconciliación política (tradición de cada elección en este país de pantomimas y discursos) se tenía que dar, en primer lugar, en las oficinas de Coyoacán para fortalecer una institucionalidad partidista que le permita a Calderón un mayor margen de maniobra. Si bien discutimos en su momento las razones y las ventajas de la llegada de Martínez Cázares a la presidencia blanquiazul, es de destacar también el armado, desde la Presidencia, de las oficinas que han de crear este nuevo Comité Ejecutivo Nacional y su enlace con el gobierno calderonista. De ahí que la llegada de Juan Camilo Mouriño se dé en este momento quirúrgico, pues el madrileño/mexicano no tendrá que desgastarse en negociaciones y chantajes políticos con sus mismos correligionarios para suavizar el camino de las dos reformas más importantes que están en el banquillo de espera: laboral y energética. La lucha del poder y la movilización sin sentido por estas reformas, sólo se puede lograr si se legitiman las reformas con la participación de los partidos de oposición y es ahí donde el chamaco de Bucareli habrá de apuntar los misiles. Porque, en medio de una reconstrucción interna priista y de una elección perredista que definirán el rumbo de la oposición este año, Calderón debía, antes que otra cosa, apoderarse del partido que, alguna vez, en una imagen que parece cada día más lejana y borrosa, tuvo bajo su poder.
Saludos,
D

1 comentario:

Ma.Fernanda González Alzaga dijo...

Hola Carlos,

Siempre leo tus artículos en Milenio Diario de Tampico, y coincido con tus aportaciones la mayoría del tiempo. Te felicito por tu análisis agudo y por tu en ocasiones tono irónico y sarcástico.

Acabo de comenzar a escribir hace unos meses para Milenio también, pero solamente para la edición local. Tengo blog, es puntossuspensivosmx.blogspot.com, donde subo los artículos publicados. Si tienes chance, léeme y critícame!

Saludos desde Tampico Ranch,
Ma. Fernanda González Alzaga