3 de noviembre de 2007

LA POLITICA DESPUES DE LA CRISIS

Las crisis, estimado amigo, son un parteaguas en la vida de los líderes políticos. Cuando en 1941 las tropas japonesas decidieron atacar la base naval de Pearl Harbor, la reacción de Franklin Delano Roosevelt fue lo que le dio su lugar en la industria. Sin embargo, también una tragedia puede tirar a la basura el liderazgo construido con toda una carrera, como le sucedió a Bush tras el huracán Katrina o a Aznar y tras el 11-M. Hoy, Calderón tiene enfrente una oportunidad de oro. Déjeme explicarle.

Quienes hablan en contra del aprovechamiento político de las tragedias son, u opositores con una idea tardía, o portavoces del mensaje utópico de Henry W. Targowski. La verdad es que la real politik añora tener momentos como este para sacarle la mayor cantidad de jugo posible. Giuliani, por ejemplo, sigue exprimiendo lo logrado tras el 11 de septiembre para la presidencial del 2008. Felipe Calderón ha encontrado, debajo del desastre, una bifurcación en su sexenio que lo puede llevar a que el piso y la estabilidad de su sexenio (y, sobretodo, de su legitimidad) sean, perdón la ironía, menos acuosos de lo que han sido estos primeros 11 meses de mandato. La reacción de las fuerzas del Estado y las imágenes con todos los órdenes de gobierno alineados, por primera vez desde hace décadas, bajo la batuta presidencial puede presentar la opción de recuperar el terreno perdido en términos electorales en un estado que, apenas hace un año, dejó al Partido Acción Nacional con un absolutamente miserable 3.52% de la elección para gobernador, un triste diputado de representación proporcional y ningún ayuntamiento que se pudiera llamar propio. Y, por otra parte, no deja de ser una realidad que estos números electorales se debieron, en gran parte, al clima de incertidumbre postelectoral creado por aquel que hoy, por muy legítimo que se sueñe, nada puede hacer para acercarse al pueblo y a los damnificados y que, asesorado como está, seguro saldrá a atacar a quienes, a ojos de los más de un millón de desplazados, son los que están solucionando a corto y mediano plazo las consecuencias del desastre. Es un hecho que Tabasco representa una de las peores tragedias en la historia moderna del país. Pero puedo asegurarle que, en las oficinas de estrategia política de la Presidencia de la República, hay más de uno con un brillo de oportunidad y éxito en los ojos. Así es y así siempre ha sido.
Saludos,
D

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