2 de febrero de 2008

LOS ANIMALES APRENDEN MAS RAPIDO

Se cumplió la profecía de lo grotesco. Y, mientras, observamos cómo la prostitución de la política se transmuta en una práctica diaria de este México nuestro que de mágico cada vez tiene menos. Déjeme explicarle.

Ya nos avisaron lo que va a suceder la próxima semana: PRI y PAN irán solos en la construcción de un acuerdo legislativo para colocar a los nuevos consejeros del IFE y lo harán bajo esta dinámica ante la esquizofrénica decisión perredista del chantaje del “todo o nada” con Góngora. Y, entonces, a partir de hoy, la ¿institucionalidad? de un IFE no ciudadano estará más debilitada de lo que pudiéramos imaginar, pues se ha comprobado que, cual adolescente conflictivo, los perdedores electorales destruirán como hobbie postelectoral al IFE con el simple recurso de acudir al discurso del injusto “mayoriteo”, sin entender que la aplicación de la mayoría es uno de los pilares de la democracia. El problema aquí no es la construcción de alianzas entre PRI y PAN para llegar a un acuerdo, sino la pandilleril actitud de un PRD que saborea las mieles del escándalo y la polarización en espera de poder cosechar los dividendos de la víctima, algo que su borracho de taberna (gracias, Ruth) lleva practicando desde hace 4 años y que, increíblemente, juega con tal maestría que es él quien pone la agenda nacional, otorgándole un poder fáctico bajo el que se someten legisladores de todos los partidos (aunque sólo Creel lo hace con tan elegante estupidez), dirigentes y el mismo Felipe Calderón que cayó en la miserable tentación del discurso propejiano de la consulta ciudadana. Porque no solo es la reforma electoral, engendro creado desde el berrinche de la derrota y que, cual monstruo de Frankenstein, es odiado y rechazado por su propio creador. También hablamos de la reforma energética, necesaria para el desarrollo del país y que tiene a la tiranía absolutista (disfrazada de izquierda, eso sí) en el juego cínico de “no participar en el debate”, mientras uno busca entonces las razones por las que cobran su nada despreciable dieta. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a alimentar esta partidocracia inútil? No molesta la alianza PRI-AN, sino la repetición patológica del método que nos llevó a donde estamos hoy y donde, seguro, nos enlodaremos mañana. Y es que, viendo a los partidos caer en la misma piedra, uno no puede evitar concluir que hasta los animales aprenden más rápido.
Saludos,
D

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