29 de septiembre de 2007

¿COMO JODER A UN PRESIDENTE?

El sospechosismo está de vuelta y todo por un pequeño personaje que por la SFP pasó en demostración de lo que es un puesto trampolín. Pero, antes de irse, Martínez demostró que el poder es fuerte, la carne débil y el timing es un concepto desconocido. Déjeme explicarle.

Hasta el cansancio hemos criticado el insensato comportamiento del expresichente y su primera garra desde antes que dejaran sus pequeñas cabañitas, sin embargo, para nadie era un misterio periodístico el estado de su rancho en San Cristóbal pues nos acostumbró a acompañarlo vía televisiva a sus descansos dominicales a la tierra de su madre y su familia. Hoy, sin embargo, más allá de la explotación oportunista de Ricardo Monreal –perredista desterrado por simples cuestiones estatutarias– o de los gritos y sombrerazos que los gusanos legislativos que lloran a mares para crear una comisión especial –sí, esas que ni sirven, ni averiguan, ni resuelven, pero cuestan una barbaridad– debemos preguntarnos acerca de la salida de Germán Martínez de la instancia que, en primer lugar, debe comenzar las averiguaciones en torno a la fortuna de Vicente Fox. Era ya un hecho consumado que Martínez iría a buscar el puesto que hoy prostituye y desperdicia Manuel Espino y que lo haría por simples razones de ecuación política entre el presidente y su partido político. Pero su separación del cargo a la luz del pararrayogate (por aquello del romanticismo perdido) deja entrever la astucia de negociación de este personaje que, al darse la vuelta en este momento, se hace de las cuotas de poder y de votos que apoyan al totalmente San Cristóbal, más las cuotas calderonistas que ya traía en el saco para así, en una suma interesante, ponerle aún más difícil a Espino y compañía la continuidad al frente del partido. Como estrategia para buscar el CEN del PAN es de una exactitud quirúrgica que impresiona. Sólo que, en el lamentable México en el que la forma es fondo y el fondo es inexistente, el que queda como un sucio negociador del perdón, un hipócrita de la transparencia y/o un político atado aún a los instintos de supervivencia del priato es Calderón quien, después del discurso de la mediocridad, parece destinado a estar rodeado de varios de los que en tan buena arenga criticó. No cabe duda que en esta lucha incansable del poder por el poder, si se tiene que joder hasta al Presidente mismo, cualquier fin justifica los medios.
Nos vemos el lunes
-D

1 comentario:

Unknown dijo...

a dregonne le gusta la martita