8 de septiembre de 2007

MANUAL PARA EL FRACASO POLITICO

Por: Carlos Dragonné

La política mexicana se ha demostrado invaluable e indestructible hasta el día de hoy y parece destinada a cumplir el mandamiento nietzschano que reza que lo que no me mata, me hace más fuerte. Sin embargo, habría que estar pendientes, pues el próximo golpe se intuye casi mortal para el sistema democrático que se ha intentado instalar en México pero que, a capa y espada de la clase política mexicana, sigue fracasando en su intento por destronar la tiranía caciquil y patéticamente histórica. Déjeme explicarle.

Lo que debería ser el desglose del I Informe de Gobierno, está convertido en el espectáculo más lamentable de la vendetta. Visto fuera de contexto, este momento legislativo podría parecer un ejemplo de acuerdos y negociación (como seguro lo publicitarán los mediocres legisladores). Pero detrás del chantaje fiscal-electoral, descansa el peor ejemplo de tiranía y poder absolutista que se haya visto en nuestro país desde épocas del priato gangrenoso. Y va más allá de la guillotina electoral que PRD y PRI celebran. Las prerrogativas de los partidos políticos serán aumentadas por un acuerdo brutalmente unánime y la democracia mexicana seguirá siendo la más cara de todo el mundo al incrementarse el gasto de las campañas presidenciales a cerca de 40 millones de pesos diarios, en lugar de los ya insultantes 30 que pagamos al día de hoy. Además, de aprobarse esta reforma electoral como se plantea, la autonomía del IFE y la relación institucional con los partidos nacerá ilegítima por el miedo y los amarres pre-nombramientos, sin contar que la comunicación (por mínima que existe actualmente) entre partidos y ciudadanía será cortada de tajo al proponer que sea el IFE quien contrate, en los tiempos oficiales, la publicidad y que sea, además, sin costo para los partidos políticos pero no para la sociedad, pues seguiremos financiando el parasitario accionar de quienes se creen nuestros nobles feudales. La reforma electoral pone en la mesa del anecdotario (porque no habrá una de diálogo para los temas importantes) que los partidos decidieron destruir la única institución a la que la sociedad le guardaba todavía credibilidad. Este país está destinado al fracaso total si el defender la democracia es menos redituable que atender el llamado de un perdedor esquizoide que quiere mandar al diablo a las instituciones y todo un legislativo que, como sirvientes, le secundan.


1 comentario:

Sandrine dijo...

Pasando a saludar... :)